La rescatamos de ese vertedero que veis en la foto, y en donde día a día su cuerpo se fue deteriorando sin que al parecer nadie durante el tiempo que estuvo allí se percatara de su presencia y la ayudara.

Chiclana de la Frontera ha sido y es una de las localidades en donde el desprecio por la vida de un animal se hace más latente si cabe comparada con otros pueblos de la Provincia. Sus ciudadanos conviven con el abandono y maltrato a sus perros, gatos, caballos, etc. como si no fueran seres sintientes, sino parte del paisaje. Y en el caso de que alguien sintiera una pizca de empatía por el sufrimiento que padecen, sus conciencias quedan enseguida tranquilas aduciendo que ya se harán cargo de ellos las protectoras de animales, o las fuerzas de orden público que realizarán su traslado a la perrera pública.

Y el resultado de todo esto es esa mirada que Mami como así le pusimos nada más rescatarla, nos dirigió y en la que había tantas preguntas que nosotros nunca seríamos capaces de contestar.

Desgraciadamente y aunque lo hemos intentado todo, su cuerpo ya no podía luchar más y anoche nos dedicó su último gesto de cariño lleno de agradecimiento, porque al menos por unos días ha sentido el calor y las atenciones que alguien se olvidó de darle.

Mami, nosotros si te hemos querido mucho.