Los galgos, esos perros que cuando te miran te roban el corazón eran conocidos por los romanos en la Edad Antigua, y de hecho su nombre proviene del latín vulgar Gallicus cani o “perro de Galia”. Son grandes corredores, motivo por el cual se les ha usado tradicionalmente para cazar, y por dicho motivo sin duda alguna no han recibido ni reciben el buen trato y respeto que se merecen.
Y lo que más nos puede llegar a sorprender y por supuesto a entristecer, es como van pasando los años y gobierno tras gobierno siguen sin hacer absolutamente nada para controlar este despropósito. De hecho cualquiera puede consultar en hemerotecas sobre el maltrato a los galgos remontándose a muchos años atrás para darse cuenta que nada o muy poco ha cambiado, aunque no por ello podemos abandonar las reivindicaciones para que se haga justicia.
Se siguen manejando las mismas cifras de terror como son aproximadamente 50.000 galgos anualmente abandonados, y unos 15.000 recogidos por perreras y protectoras de los que ni el 1% es denunciable al carecer dichos animales de microchip identificativo tal como exige la ley para todos los ciudadanos que posea un animal de compañía, pero para lo que al parecer están exentos los dueños de éstos animales, teniendo en cuenta que además y en su gran mayoría no solo tienen uno o dos galgos, sino que suelen contar con un gran número de ellos.
Y aunque tal como hemos dicho antes, los gobiernos siguen sordos y ciegos ante éstos hechos que parecen sacados de una película de miedo dadas las terribles condiciones física con las que éstos maravillosos animales llegan a quien los recoge, no es menos cierto que seguiremos exigiendo que se ponga fin con los respectivos controles que la ley exige a los poseedores de éstos animales, para que quizá en un futuro no muy lejano deje de ser “el maltrato a los galgos en España” una lacra en la sociedad actual.
Por ello es muy necesario la presión ante las administraciones, y que los galgos no sean los grandes olvidados.