Por más que desde distintos sectores (en la mayoría con claros intereses económicos) quieran hacernos ver lo necesaria que es la caza en España, y conociendo esos mismos sectores que lejos de ser una actividad que contribuya al equilibrio natural es el factor que genera muchos de los problemas que luego el sector cinegético se ofrece a solucionar sin éxito en ningún caso, nosotros que somos quien vemos y recogemos los desechos de esa actividad, no podemos más que proclamar como y donde sea necesario hacerlo, que dicho deporte como algunos tristemente lo denominan, además de innecesario trae demasiado dolor.
Sería difícil explicarle a Venus, así como a tantos miles de galgos abandonados por no ofrecer ya a su galguero-cazador las prestaciones que él necesita, que ella con claros síntomas de desnutrición y deshidratada, tiene que parir a sus cachorros en ese sitio horrible de donde las rescatamos porque a quien acompañó y sirvió fielmente ya no le es de utilidad, y como si de una herramienta inservible se tratara, directamente la abandonó.
España es el único país de Europa que permite la caza con galgo, y como tal y según datos de la Federación Española de Galgos se usan anualmente 200.000 galgos, de los cuales según las estadísticas recogidas entre las fuerzas del orden público, servicios de recogida de animales y protectoras, son abandonados 50.000 más los que no están contabilizados de ninguna manera.